5 sept 2012

Un buen maridaje


El vino puede convertirse en el protagonista de una cena maravillosa o simplemente pasar desapercibido. Todo depende de cómo se combine con la comida, y eso es precisamente lo que se consigue a través del maridaje.
Según la enóloga MªEugenia Rozas tan importante como escoger los platos es elegir el vino que los acompañará y que ambos estén en armonía.

Dejando de lado el principio que dicta que el pescado debe ser acompañado con un vino blanco y la carne con un vino tinto, los contrastes y las asociaciones personales no deben ser excluidas. A condición, claro de no saturar las papilas gustativas, sino seducirlas. Si se quiere encontrar un maridaje de platos y vinos creativo, se deben tener en cuenta varios elementos: los perfumes, la estructura, la materia y la densidad.

Es importante tener en cuenta que, los vinos obedecen a un cierto orden. Los más ligeros deben ser servidos antes que los de más cuerpo; los servidos fríos antes de los que van a temperatura ambiente; los más secos antes de los más dulces.
Los vinos blancos inician la comida. Le siguen los vinos tintos exquisitos y tiernos, y luego los vinos con mayor presencia de tanino.  
                
Servir el cava brut al final de la cena no siempre es lo más recomendable; por el contrario, tiene todas las cualidades necesarias para despertar el apetito y dar el inicio a una cena especial.

Es importante no considerar el plato como un todo, ni en limitarse a pensar sólo en el producto principal pues hay otros elementos que influyen. El modo de cocción, por ejemplo; un pescado al vapor será acompañado por un vino bastante ligero mientras que un pescado al grill conducirá a escoger los vinos tintos tiernos. La salsa también cumple un papel importante en la elección de los vinos. Una salsa estará en armonía con un vino blanco fermentado en barrica. Es igualmente importante interesarse por la guarnición del plato. Las legumbres verdes deben ser acompañadas por vinos ligeramente ácidos, los tubérculos por vinos más suaves, más acariciantes y definitivamente no deben ser dulces.

Está de más decir que una alianza armoniosa sólo puede crearse con buenos productos.

Por último, en los postres un vino licoroso no es buen cómplice de un postre demasiado dulce y un vino algo vivaz verá que su acidez es moderada por un plato que contenga notas cítricas.  

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